Por la Dra. Natalia L. C. Noceti

La radiación solar es fundamental para la vida, pero la exposición sin recaudos puede generar un riesgo para la salud al dañar nuestra piel: las quemaduras solares, la dermatitis ocasionada por el sol, la inmunodepresión, el envejecimiento de la piel y el cáncer cutáneo, siendo este último el cáncer más frecuente en el mundo según la Organización Mundial de la Salud.

El sol emite dos tipos de radiaciones nocivas: UVA y UVB. La radiación UVA es alta durante todo el día (de 8 a 18 hs.), todo el año uy a cualquier latitud. El 50% de estas radiaciones atraviesa toda la piel en profundidad y puede afectar a las células sanguíneas circulantes. La radiación UVB aumenta a partir de las 10hs. Hasta las 16 hs. Ambas radiaciones atraviesa las nubes en casi un 80% y el agua en un 50% aproximadamente.

Los rayos solares interactúan con numerosas estructuras celulares, fundamentalmente con el núcleo celular donde residen nuestros genes. Si las alteraciones producidas en el genoma son importantes, pueden ocurrid cambios que ocasionan la aparición de lesiones solares y tumores cutáneos malignos. A su vez, estos rayos pueden disminuir la inmunidad cutánea, lo cual favorece la formación de estos tumores.

Debido a lo expuesto, existe una creciente demanda de métodos para proteger la piel del sol, siendo los más importantes el uso de protector solar, ropa adecuada y la no exposición en determinadas situaciones.

Protector solar

  • ¿Cuándo aplicarlo?
    30 minutos antes de la exposición solar, reaplicarlo tras el baño o el ejercicio intenso. Si se está al aire libre, aplicar con frecuencia a lo largo del día (aproximadamente cada 2 horas).
  • ¿Cómo aplicarlo?
    Agitar bien antes de su uso para mezclar las partículas activas. En cantidad suficiente (la mano llena para cubrir todo el cuerpo), aplicarlo en todas las zonas expuestas al sol, incluyendo pabellones auriculares, cuello, hombros, y la parte posterior de rodillas y piernas.
  • ¿Qúe factor de protección utilizar?
    Para tener una protección efectiva debe ser mayor a 30 (en el envase debería figurar FPS+30).

Ropa adecuada

  • Las prendas que ofrecen mayor protección presentan tramas cerradas y de colores oscuros (la presencia de tintes de color oscuro aumenta de 3 a 5 veces el grado de protección de un tejido) y deben estar secas. El algodón, lino, viscosa y rayón protegen menos que el nylon, lana, seda y poliéster.
  • Uso de sombrero ala ancha, mayor de 7,5 cm que protege cara, pabellones auriculares y cuello.
  • Anteojos de sol, protegen los ojos y las áreas perioculares.

No exposición

  • Se recomienda la no exposición solar en el horario de 10 a 16 hs.
  • No exponer a niños menores de 1 año.
  • No exponerse en caso de antecedentes de cáncer cutáneo como el melanoma, basocelular y espinocelular.
  • Las sombrillas y los árboles pueden reducir las radiaciones UV directas, pero no las indirectas (reflejados por la arena, agua, nieve, asfalto, vidrios, etc.)

Si bien es claro el beneficio que ofrece para nuestra salud la fotoprotección, también hay que considerar que el sol es esencial para el metabolismo de la vitamina D, que participa en la absorción del calcio y en la adecuada mineralización ósea, pero para esto basta 10 a 15 minutos diarios de sol.

El aumento de la expectativa de vida, la exposición solar en actividades de ocio al aire libre, la búsqueda del bronceado y la depleción de la capa de ozono han contribuido al incremento de los problemas cutáneos y oculares producidos por el sol. Por esta razón se pondera la importancia de la fotoprotección y el control anual de nuestra piel a cargo del dermatólogo.

 

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